Conoce los beneficios de los abrazos

Conoce los beneficios de los abrazos

Hay miles de formas de expresar nuestro amor, cariño o incluso pasión  por alguien, pero pocas son tan reconfortantes como los abrazos. Pensémoslo detenidamente. Cuando besamos a alguien simplemente estamos haciendo un contacto con una parte de su cuerpo, los labios, o la boca en su conjunto si el beso es muy apasionado. Pero cuando abrazamos a otra persona, además de no tener ningún tipo de connotación sexual o romántica, estamos envolviendo el cuerpo de la otra persona con el nuestro, sintiéndola muy cerca, uniendo incluso nuestros corazones, si el abrazo es de frente. Y es que, ¿a quién no le gusta recibir uno de esos grandes abrazos de una persona a la que quiere y valora? Tenemos la oportunidad de demostrar ese afecto con un gesto simple pero a la vez lleno de significado, que aprendemos además dese que somos unos bebés.

Es por eso que dar y recibir abrazos se ha convertido en algo tan importante para nosotros, porque nos ofrece una serie de beneficios que son incluso más eficientes que cualquier medicina o pastilla. Los abrazos son un bálsamo para el alma, porque el ser humano, incluso el más vinagre de todos, necesita ese contacto físico, sentir el calor de otro cuerpo como el nuestro y disfrutar de esa sensación de paz y serenidad a tener a alguien tan cerca. Seguro que tú también eres de los que suele dar abrazos casi por cualquier motivo. En un partido de fútbol, cuando tu equipo marca un gol y te abrazas a la primera persona que tienes al lado, aunque sea un desconocido, o cuando te encuentras a alguien que no ves desde hace tiempo… Aquí te vamos a aclarar todas las ventajas y beneficios que esto nos trae.

Disminuye los conflictos

Abrazar a alguien significa acercarse a esa persona, envolverla con nuestro cuerpo y ser envuelta en el suyo, en un gesto simbiótico que nos convierte en una sola persona durante el tiempo que dura ese abrazo. Esto provoca la cercanía entre esas personas, lo que ayudará sin lugar a dudas a evitar conflictos entre ellas, derivando en  una visión mucho más cercana y empática de cualquier situación que compartan. El abrazo siempre sirve como broche positivo a cualquier encuentro, incluso a aquellos que empiezan mal. La cercanía de la otra persona nos propicia para ponernos en su lugar y entender mejor su postura, lo que hará que nuestro conflicto sea mucho menos intenso.

Menor ansiedad social

El ser humano es un ser social, que siempre busca el contacto humano, el calor de sus semejantes. Incluso esos jóvenes que parecen preferir quedarse todo el tiempo en su habitación, sin hablar con nadie, también necesitan en realidad un contacto físico con los demás. Y el abrazo es la forma más especial de ese contacto, ya que puede ser dado por cualquiera, incluso por desconocidos, al no tener ningún tipo de interés romántico o sexual en ese gesto. Los abrazos generan mucha más paz y tranquilidad por ese contacto, y suponen una barrera contra la ansiedad social, más en un tiempo como este, en el que el contacto físico se ha reducido a lo mínimo, por culpa de la pandemia del Covid-19. De hecho, una de las cosas que más echamos de menos son precisamente los abrazos.

Bajada de las pulsaciones y la presión sanguínea

Lo de que un abrazo transmite paz y serenidad no es ninguna locura, ni es una metáfora bonita que nos hayamos inventado. Existen estudios que demuestran que los abrazos son capaces de bajar nuestras pulsaciones, es decir, transmitirnos esta tranquilidad que necesitamos en ciertos momentos tensos, en los que necesitamos un apoyo. La bajada de pulsaciones lleva aparejada también una bajada de la presión sanguínea, que suele ir relacionada también con la propia tensión. Cuando estamos pasando por un momento complicado o delicado, un abrazo puede ayudarnos a recuperar esa tranquilidad que nuestro cuerpo y nuestro sistema necesita, para trabajar de la mejor forma posible. No se trata solo de un consuelo aceptado socialmente, sino que su efecto sobre nuestro cuerpo es cien por cien real.

El impacto en la fidelidad

Ese contacto físico que realizamos a través del abrazo también supone un impacto evidente sobre la fidelidad que esas dos personas se están mostrando. Puede parecer algo muy loco, pero es totalmente cierto. Nuestro cerebro recuerda esos momentos bonitos, de apoyo y tranquilidad, cuando nos abrazamos a otra persona. Y eso se convierte en la base para la fidelidad que guardamos a esa persona, casi sin darnos cuenta, por todo lo que hemos compartido con ella. Es algo lógico, si lo pensamos bien, porque todos esos abrazos suponen momentos bonitos vividos a su lado, y eso es algo que luego suele pesar en nuestras decisiones a la hora de valorar a esa persona y la propia fidelidad que le debemos.

Los abrazos y la oxitocina

Todo esto parece algo ambiguo, porque para muchos será complicado entender que un simple abrazo pueda generar ese momento de ternura, de complicidad o incluso de alegría, que nos cambie el humor. La respuesta está en la oxitocina, la llamada hormona de la felicidad, una sustancia que nuestro cerebro segrega cuando estamos felices, cuando vivíamos un momento que nos hace sentir bien. Al abrazarnos, tenemos tan intrínseco que es algo bueno, positivo, alentador, que nuestro cerebro nos bombardea con esa oxitocina para seguir manteniendo ese mismo concepto de los propios abrazos y que disfrutemos de ellos, aun sin saberlo, también a nivel hormonal, porque nos provocan una felicidad que tal vez no podamos entender del todo, pero sí que podemos sentir, y que está ahí, indudablemente, cada vez que abrazamos a alguien.