Dependencia emocional, ¿se puede luchar contra ella?

Dependencia emocional, ¿se puede luchar contra ella?

Cuando nos enamoramos de una persona, el mundo entero parece cambiar por completo, cuando en realidad somos nosotros mismos los que estamos cambiando el mundo, o más bien, la percepción que tenemos de todo lo demás. Enamorarse es una de las cosas más hermosas que nos pueden pasar, sobre todo cuando ese amor es correspondido. Encontrar a una persona con la que compartir la vida, con la que poder disfrutar de las alegrías y serenarnos juntos en las penas, es un privilegio que casi todo el mundo desea, porque al final estamos hechos para amar y ser amados, y eso se puede llegar a convertir en una necesidad. Entender bien lo que significa el amor puro y bueno, para saber diferenciarlo de la obsesión o la dependencia, es sumamente importante a este respecto.

Y es que hay personas que, con el afán de encontrar a ese alguien, parecen olvidarse de todo lo demás y apostarlo todo a ese amor supuestamente idílico y perfecto, lleno de romanticismo, en el que nunca pasa nada malo, en el que todo es absolutamente especial. El amor que nos venden, y que pocas veces se da en la vida real, porque es un producto manufacturado a través de cientos de películas, novelas y canciones que lo idealizan, pero no lo muestran como es en realidad. Eso genera en muchas personas la necesidad de amar, de estar con alguien, lo que ya es sumamente peligroso de base, puesto que desemboca en una dependencia emocional que puede ser tremendamente destructiva, como vamos a analizar en este artículo.

Qué es la dependencia emocional

La dependencia emocional se desarrolla a través de actitudes obsesivas y adictivas para con una persona a la que pensamos amar tanto que lo necesitamos de manera indispensable. Se puede resumir en la típica frase “Sin ti no soy nada”, un alegato supuestamente romántico que al final esconde una verdad mucho más dañina: solo nos consideramos a nosotros mismos a través de lo que somos por otras personas. Dependemos de ellas, de su amor, de su cariño, y sin algún día nos falta nos sentiremos vacíos y perdidos, como si no tuviéramos nada dentro que sea propio, de nosotros mismos. La dependencia emocional es la consecuencia de tergiversar un sentimiento positivo, el amor, hasta convertirlo en necesidad, por culpa de la inseguridad, creando un vínculo que no es para nada positivo y que puede cegarnos ante problemas que se dan en la relación y que no podemos ver por dicha dependencia.

Síntomas de dependencia emocional

Hay síntomas muy claros para la dependencia emocional. El primero es la idealización de la otra persona, a la que convertimos en alguien mejor, básicamente perfecto, para dotarle de unas cualidades que le hacen más deseable y que justifican que desarrollemos el segundo síntoma evidente, la obsesión. Nos obsesionamos patológicamente con esa persona, hasta el punto de no poder pensar en otra cosa que no sea ella, y de hacer lo que sea por estar a su lado. Solo con esa persona somos capaces de encontrar la felicidad, y cuando ya estamos juntos, se desarrolla otro síntoma evidente: la necesidad extrema de estar con esa persona y el miedo aterrador a perderla, que nos empuja hacer lo que sea para evitarlo. Por desgracia, aunque estos síntomas son muy evidentes, durante mucho tiempo se han estado romantizando hasta hacerlos “normales” dentro de una relación de amor, cuando en realidad no son para nada sanos.

Causas de la dependencia emocional

Existe una causa primordial dentro de las personas que tienen dependencia emocional (nos centramos en el amor y las relaciones de pareja, pero también puede haber dependencia en la amistad y en las relaciones ente familiares). La causa de base es la necesidad extrema de afecto, ya sea por una falta del mismo durante la infancia, o por una inseguridad absoluta que nos hace necesitar que todos nos quieran, que estén pendientes de nosotros. Las personas con baja autoestima suelen ser inseguras y requerir siempre de la atención de los demás para poder estar tranquilas, en parte por esa necesidad de sentir a los demás cerca, y en parte también por un patológico miedo a la soledad, que hace que siempre busquen a alguna pareja con la que estar porque literalmente, no soportan estar solos. Esto hace que, en muchas malas relaciones, la persona dependiente prefiera estar mal acompañado que bien en soledad.

Superar la dependencia emocional

El hecho de sufrir esta dependencia no garantiza que la persona vaya a darse cuenta de que la está sufriendo, porque en la mayoría de ocasiones los dependientes cierran los ojos ante la evidencia, se tapan los oídos y se excusan en aludir al amor verdadero cuando en realidad están desarrollando una dependencia desmedida y patológica con la otra persona, algo que acabará por hacerles daño antes o después. Se necesita, en primer lugar, que la persona dependiente se dé cuenta del mal camino que ha tomado y trate de salir de ahí, desromantizando la idea del amor, dejando de idealizar a las personas y ganando autoconfianza para saber estar sola, para enfrentarse al mundo por su cuenta y agradecer, pero no depender, de la ayuda de los demás.

Dependencia emocional en la pareja

Hemos visto que este tipo de dependencia se suele desarrollar de una forma bastante habitual en muchas parejas, sobre todo por parte de una persona, que es la dependiente, la que pone todo de su parte para que la relación vaya bien, idealizando a la otra persona y considerando que es casi un privilegio estar con ella. Esto hace que obvie por completo todo lo malo que la otra persona pueda hacer, y que lleve la relación a un nivel de exigencia que suele ser dañino para ambos. La dependencia emocional no es amor, eso debe quedar claro desde el primer momento, es un relato tóxico que nos lleva a depender de la otra persona, despojándonos de nuestras propias fuerzas para vernos solo a través de lo que esa otra persona nos ofrece. Y eso es algo muy negativo, que siempre debemos evitar.